Explicó que estos pacientes son más propensos a tener mala circulación sanguínea, ocasionando que la función nerviosa de los pies se altere y su capacidad de sentir dolor se reducirá, haciéndolos más propensos a sufrir algún factor traumático que dañe las uñas de los pies y la piel alrededor de ellas.
El signo más común, es el engrosamiento y decoloración, la uña adquiere ya sea color blanco, negro, amarillo o verde y se vuelve más frágil. Por lo general, no refieren dolor al principio y en la mayoría de los casos no causará más complicaciones.
Detalló que la mayoría de las infecciones son causadas por hongos dermatofitos, aunque que existen otros factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta afección como el uso de zapatos que causen calentamiento o sudoración, la humedad y psoriasis.
En cuanto al tratamiento, Vargas Contreras, dijo no varía con diabetes o no, pero el riesgo de recurrencia es mayor para el diabético. Las opciones van desde las cremas tópicas, a medicamentos orales y cirugía en casos muy severos. La uña infectada mejora en un período de 2 a 4 semanas.
Para contribuir a la prevención, es fundamental tener cuidado, es decir; examinar los pies diariamente para detectar cualquier lesión y revisar con detenimiento entre los dedos. No esperar a que la enfermedad se vuelva dolorosa para acudir al médico, es muy importante, ya que cuanto antes comience el tratamiento, mayores serán las posibilidades de evitar complicaciones.
Finalmente, dijo que existen algunos consejos para evitar una infección; usar calcetines limpios de algodón, mantener los pies secos y usar zapatos que permitan la ventilación, utilizar chanclas para entrar a baños públicos, cortarse las uñas cuadradas para mantenerlas sanas y evitar lastimar las lesiones.