Con gran alegría y entusiasmo se encuentran Rubén Albarrán y Rodrigo Aros de la agrupación que deviene de una mezcla entre México y Chile, denominada Hoppo!, de poder coincidir en la edición XLVI del Festival Internacional Cervantino por su trascendencia y tradición, el próximo 25 de octubre a las 20:00 horas, en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas.
Albarrán comentó que el grupo busca entregar un buen momento de música latinoamericana y contemporánea, de mucha energía y ante todo ofrecer un concierto en el que la gente disfrute y la pase bien. Rodrigo Aros, por su parte, consideró un honor llevar una banda que se encuentra en cierto modo escondida en un submundo.
Hoppo! comenzó en 2010 ante una necesidad de Albarrán por rendir un homenaje póstumo a su madre y al mismo tiempo creativa; actualmente el conjunto lleva ocho años de carrera artística. En sus inicios, lo que comenzó como un proyecto de grabar un disco con música del cancionero latinoamericano, como Violeta Parra, Ariel Ramírez y Víctor Jara, actualmente se centra en crear material inédito.
Sus integrantes se reúnen una o dos veces por año ya que cada uno tiene planes individuales. Al mantenerse alejados de la industria discográfica, el vocalista de Hoppo! añadió que en su carrera han acumulado cinco de lo que ellos llaman fotografías musicales, ya que son retratos de los momentos por los que atraviesan con temas originales.
Dentro del Festival Internacional Cervantino cada uno de los miembros tendrá la oportunidad de reencontrarse personal y musicalmente para presentar la última fotografía titulada La maga y el sadhul con tres canciones originales y dos versiones: una de Víctor Jara y otra de Jorge González. En breve darán a conocer el video del tema Después después en diferentes plataformas como Youtube.
Sobre cómo mantener la originalidad y la honestidad del proyecto, Rodrigo Aros señaló que existe un misterio en la creación artística y todo depende del sentimiento, de estar conectado y sentir. Respecto al sitar comentó que busca ejecutarlo con inocencia, tomándolo como un instrumento legado de la humanidad, poniéndolo en manos de la creación artística.
Del mismo modo, Rubén Albarrán señaló que, desde sus inicios, la banda se ha mantenido alejada de la industria discográfica para no distraerse y mantener su relación particular con la música, creando desde el corazón y la necesidad creativa, que es donde reside la honestidad de su propuesta.
Como grupo, buscan ponerse a disposición de quienes se quieran acercar a su música de la forma más sencilla y dentro de sus posibilidades. Cada integrante confluye con un talento diferente, por ejemplo, Juan Pablo Villanueva con la cueca y Carlos Icaza con sus conocimientos de la música de los años 60 y 70, creando en Hoppo una gama de colores.
