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Hoy se viven los seis minutos de terror: Schiaparelli aterriza en Marte

1cnxadmin
By 1cnxadmin
octubre 20, 2016
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Todos los miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA) contendrán hoy su respiración. Se juegan mucho. La nave que lanzaron hace siete meses en el desierto de Kazajstán y que ya ha recorrido más de 800 millones de kilómetros tiene que aterrizar en Marte. Será esta tarde cuando se vivan los seis minutos de terror. Los que determinen si la misión se desarrolla con éxito o fracasa como la mitad de operaciones que han intentado alcanzar el planeta rojo en el último medio siglo.

La sonda Schiaparelli, bautizada así en honor a un astrónomo italiano, ha logrado hacer frente a las adversidades del camino y el pasado lunes pudo separarse sin problemas de su compañero de viaje, un Orbitador encargado de medir los gases que se conoce con las siglas TGO.

Pero de la pequeña sonda que pesa 600 kilos y del Orbitador se espera más. Ambos son parte de la misión ExoMars, un proyecto conjunto de la ESA y de la Agencia Espacial Rusa que busca despejar la gran incógnita: si Marte es habitable o si alguna vez lo fue.

Para ello, estudiarán su atmósfera y su geología y pondrán a prueba nuevas tecnologías que se quieren utilizar en los próximos retos. Pero antes Schiaparelli tiene que posarse sobre la superficie del planeta rojo, y no es sencillo.

La nave viaja a 21.000 kilómetros por hora y en seis minutos tendrá que perder toda su velocidad

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La nave se encuentra viajando ahora a una velocidad de 21.000 kilómetros por hora y en ese espacio de seis minutos debe perder toda su velocidad. Frenar es mucho más difícil en Marte porque su atmósfera, muy tenue, es muy diferente de la atmósfera de la Tierra.

Conscientes de las complejidades, los responsables han diseñado un aterrizaje que consta de varias fases. Primero, Schiaparelli se valdrá de un escudo térmico que elevará la temperatura a unos 1.600 grados cuando entre en contacto con el aire marciano y servirá para reducir velocidad. En el momento en el que esté a 11 kilómetros de la superficie, la sonda desplegará su paracaídas y se dejara caer mientras desciende a unos 250 kilómetros por hora. A dos kilómetros del suelo, será cuando Schiaparelli encienda los propulsores que habrán de frenar la nave hasta los 10 kilómetros por hora y luego ayudar a amortiguar el impacto contra la superficie.

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