La revolución de los no binarios ya está en marcha
Los Ángeles, California, noviembre 28.- Todo empezó con la negativa de Norrie May-Welby a marcar en un formulario la casilla “Masculino” o “Femenino”. Aunque nacido hombre en 1961 y convertido en mujer (transexual) en 1989, seguía sin reconocerse a sí mismo, por lo que llegó a la conclusión de que “lo más simple es no tener identificación”.
Este acto de rebelión de May Welby no fue aceptado por la dictadura de la burocracia y, en 2010, esa persona decidió enfrentar ante la Justicia su derecho a hacerlo. Cuatro años después, su victoria en el Tribunal Superior de Australia le convirtió en 2014 en el primer ciudadano cuyo género es legalmente neutro. En una sentencia histórica el tribunal declaró: “La ley reconoce que una persona puede no ser hombre ni mujer y permite el registro del sexo de una persona como no definido, como una tercera categoría además de la de hombre y mujer. Si hombre es XX y mujer XY, género neutro sería X”. Desde entonces, cualquier documento australiano que solicite el género lleva tres casillas: la “M”, la “F” y la “X”. Pronto le siguió el ejemplo Nueva Zelanda.
Se daba así por sentado un precedente judicial que ponía en marcha una revolución silenciosa, pero que poco a poco va saliendo a la superficie e imponiéndose a nuestra realidad: la del género “no binario”, el que no se identifica ni como hombre ni como mujer. Nepal fue más allá. En 2015 se convirtió en el primer país que autorizó el tercer género en un documento con validez internacional, el pasaporte, que incluye las casillas “M”, “F” y “O” (de “otro”).
Faltaba, no obstante, un parlamento que legislara sobre esas resoluciones judiciales y un ejecutivo que ratificara esa nueva legislación, y eso ocurrió el mes pasado.
California a la vanguardia. El pasado 16 de octubre, el gobernador de California, el demócrata Jerry Brown, firmó la Ley SB-179 titulada: “Identidad de género: Mujer, Hombre o No binario”.
En consecuencia, a partir del 1 de septiembre de 2018, la “Gender Recognition Act” establece que cualquier ciudadano residente en ese estado tendrá, al momento de tramitar documentos de identidad, una tercera opción para quienes poseen una identidad de género que no se asimila a los “espectros de géneros binarios”. En consecuencia, los formularios tendrán que ser modificados para que en menos de un año aparezca en el apartado de género tres casillas: “Masculino”, “Femenino” y “No binario” (Non binary, en inglés).
“Cada persona merece el pleno reconocimiento legal y el trato igualitario bajo la ley para garantizar que las personas intersexo [hermafrodita], transgénero [o transexual] y no binarias tengan documentos de identificación estatales que proporcionen un reconocimiento completamente legal de su precisa identidad de género”, indica el texto de la norma aprobada.
Ya no se trata, por tanto, de presentarse ante un juzgado con una declaración jurada de un médico para obtener reconocimiento legal de un juez, como ocurre en Australia, en Oregón y en Washington DC, sino que California se sitúa a la vanguardia, más allá incluso de países donde ya admiten poner una “X” en el pasaporte, como ocurre en Canadá desde el pasado 31 de agosto, cuando así lo autorizó el gobierno del primer ministro Justin Trudeau.
“Fue liberador”. Lo logrado en California no habría sido posible sin la tenacidad de personas como Jamie Shupe, la primera persona en ser reconocido por los tribunales de Estados Unidos como pertenecientes al “tercer sexo”.
Shupe, un veterano del Ejército de 54 años, se convirtió en transexual en 2013, pero todavía creía que “no encajaba” en la definición de hombre o mujer. Su nombre no fue revelado, pero eligió como nueva identidad el apodo de Jamie para representar su condición, ya que en Estados Unidos ese nombre se puede tanto a hombres como a mujeres.
“Mi identidad de género es femenino, sin duda” —declaró a The Oregonian—, pero siento que todavía tengo la biología masculina. Ser no binario me permite eso. Soy una mezcla de ambos. Me considero una persona de un tercer sexo”. Para él, la decisión del tribunal fue algo “liberador”.
El dilema de los bebés. Más polémico es el caso del canadiense Kory Doty, un padre transgénero no binario que quiere que el género de su bebé no sea registrado o se reconozca como neutro. Su intención es criar a Searyl Atli sin género hasta que tenga “dominio en su vocabulario para decirle quién es”.
“Le reconozco como un bebé y estoy intentando darle todo el amor y el apoyo que necesita para ser la persona que puede ser más allá de las restricciones que vienen señaladas al definirlo como niño o en niña”, declaró su padre.
Doty pudo, sin embargo, aferrarse a un precedente. Desde hace tres años, en Alemania está permitido dejar la casilla en blanco de un bebé, aunque, a diferencia de su caso, sólo en el supuesto de que el recién nacido nazca con los dos órganos sexuales (hermafrodita). En esta situación, el país europeo autoriza a los padres a no inscribir a su hijo hasta que un sexo prevalezca sobre el otro.
En cualquier caso, tras iniciar una batalla legal y mediática en noviembre pasado contra las autoridades de British Colombia, finalmente esa provincia canadiense le envió a Doty este año la tarjeta de salud con una “U” de (Undetermined), que significa género “indeterminado” o “sin asignar”, para que pudieran acceder a los servicios médicos.
“Cuando yo nací, los doctores miraron mis genitales e hicieron suposiciones sobre quién sería yo, y estas suposiciones me persiguieron durante el resto de mi vida. Esas suposiciones eran incorrectas y tuve que combatirlas desde entonces”, declaró Kory Doty, que ahora ve con satisfacción cómo su lucha empieza a dar frutos en el mundo y la revolución de los no binarios es imparable.