Todos los colores se visten de negro: Francisco Toledo, el gran, gran pintor mexicano, ha muerto
La familia de Francisco Benjamín López Toledo confirmó la muerte del legendario artista mexica
Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).– Esta noche todos los colores se visten de negro. Francisco Benjamín López Toledo, legendario artista mexicano, murió.
Oriundo de Juchitán, Oaxaca, desde temprana edad demostró una habilidad especial para el dibujo, por lo que su padre lo alentó y cedió parte de las paredes de la casa donde vivían para que pusiera a prueba su creatividad.
Unos minutos después de que su familia confirmara la muerte del artista a medios nacionales, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo, en su cuenta de Twitter: “El arte está de luto. Ha fallecido el maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, gran pintor y extraordinario promotor cultural, auténtico defensor de la naturaleza, las costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo. Descanse en paz”.
La Secretaria de Cultura Alejandra Frausto también escribió al respecto: “Su paso era como la semilla de maíz, la de calabaza, la de chile y de frijol de la milpa más bella que nadie haya creado. Rayones, dibujo excelso, chango murciélago elefante chapulín. El zapoteco se oyó en coros que lo inventaron todo con ese canto tuyo Francisco Toledo”.
Francisco Toledo, durante una marcha para exigir justicia para los cinco asesinados en la colonia Narvarte, en el DF. Foto: Cuartoscuro.
En 2015, ese hombre delicado y sensible a la vez, dijo a El País sobre los 43 de Ayotzinapa: “Eso es una vergüenza que no tiene nombre. Los políticos quieren que se pase página, pero esa página no se podrá pasar nunca. Queda para la historia de la infamia”.
–Para recordar a los 43 estudiantes desaparecidos hizo papalotes (cometas) con sus rostros y los puso a volar. ¿Por qué? –le preguntó el periodista Jan Martínez Ahrens.
–Fue un gesto que preparamos con los niños de la escuela. Hay una costumbre del sur: cuando llega el Día de los Muertos se vuelan papalotes porque se cree que las almas bajan por el hilo y llegan a tierra para comer las ofrendas; luego, al terminar la fiesta, vuelven a volar. Como a los estudiantes de Ayotzinapa los habían buscado ya bajo tierra y en el agua, enviamos los papalotes a buscarlos al cielo –respondió.