Estudiantes de la BUAP convierten agua de charco en combustible
Además de la ventaja económica al usar agua sucia como combustible, un motor que funciona mitad con agua, mitad con gasolina, reduce en 50 por ciento los contaminantes producidos por la combustión interna. Estefani Merlo Zechinelli, María Luisa Zago Merlo, Javier Précoma Rosas y Ana Karen Stefanoni Merlo, estudiantes de la BUAP, diseñaron y fabricaron este prototipo que con cien pesos sería suficiente para cubrir el gasto de combustible de una familia poblana.
Por echar a andar, así, una motocicleta, su desarrollo mereció el primer lugar de la categoría Tecnología Intermedia del Cuarto Concurso Prototipos de Innovación Tecnológica, que organiza la BUAP.
Todo comenzó cuando Estefani, estudiante de la Facultad de Ingeniería, escuchó de la investigación del ingeniero Tomás Aarón Juárez Zerón y de su alumno de servicio social, Alejandro Juárez Sandoval, cómo utilizar agua como combustible. La idea le pareció atractiva y buscó alumnos de otras facultades para ir a fondo. De ahí que se contactó con sus compañeros de equipo, todos universitarios, originarios de Chipilo, Puebla.
La primera invitada fue María Luisa, de la Facultad de Ingeniería Química, debido a que la idea del proyecto parte de un proceso químico, la electrolisis, que separa los componentes de un compuesto por medio de la electricidad, fundamento químico del funcionamiento del prototipo.
Los charcos, ¿la gallina de los huevos de oro?
María Luisa Zago Merlo explicó que en el proceso de electrolisis, que es la hidrólisis por medio de electricidad, la primera fase consiste en separar los elementos que componen las moléculas de agua: el hidrógeno y el oxígeno.